El precio de las naftas es, según los analistas, la peor pesadilla de los argentinos. Una pesadilla que volverá a acechar la economía doméstica a partir de mañana, cuando el precio vuelva a subir.
Es que las petroleras tenían firmado un acuerdo con el ex ministro de Energía, Juan José Aranguren, para aumentar los precios de los combustibles en un 3% desde julio. Sin embargo merced del nuevo salto devaluatorio del peso ya se anticipó ayer que los precios serán remarcados en un 5%, algo que repercutirá nuevamente en el valor de los productos básicos de la canasta familiar.
La disparada del dólar y la suba del precio internacional del barril de petróleo anticipan el nuevo frente de batalla para el gobierno de Mauricio Macri. Sobre todo, desde que el gobierno resolvió liberar los precios de las naftas y las petroleras tienen vía libre para actualizar sus precios en surtidor siguiendo los movimientos de esas dos variables.
Esto, dicen los analistas, traerá nuevas complicaciones. En un país cuya economía se mueve con más de un 95% en camiones, las subas de los combustibles se trasladan directamente a los precios de los bienes de consumo masivo.
Las petroleras aseguran que tienen un retraso de sus importes del 30%. Es por el aumento del precio del crudo -que cotiza en dólares- y la devaluación del peso frente al dólar, que es imposible de medir porque nadie sabe hasta dónde puede llegar en realidad.
YPF le manifestó al actual ministro de Energía, Javier Iguacel, que necesita una corrección superior a la que se había conversado con Aranguren.
Aunque la empresa cotiza en las bolsas de Buenos Aires y deNueva York, y no puede adelantar números, hay preocupación en sus directivos por el resultado del próximo trimestre.
La acción de YPF cayó más de un 25% desde mediados de mayo. Todas las cotizaciones de las empresas energéticas vienen en caída. La salida de Juan José Aranguren del ministerio de Energía provocó que las empresas de ese sector teman por el futuro de los marcos regulatorios.